Gimnasia adaptada

El Parkinson es progresivo y degenerativo, y la velocidad con la que avance la enfermedad dependerá de la persona que la sufra. Para rebajar sus síntomas, la persona con Parkinson suele combinar el tratamiento farmacológico con la práctica de ejercicio físico. En el caso del Parkinson podríamos llamarlo actividad física o gimnasia adaptada.

El ejercicio físico es uno de los pilares de una vida saludable, constituyendo una parte fundamental del tratamiento en la enfermedad de Parkinson. Mejora el equilibrio y reduce las caídas. Puede ayudar a retrasar la progresión de los trastornos motores, permitiendo mayor grado de autonomía para realizar actividades de la vida cotidiana.

El ejercicio de la Gimnasia Adaptada en personas con Parkinson, supone un importante beneficio no sólo para reducir los síntomas propios de la enfermedad, sino también, para fortalecer la parte emocional de la persona: la motivación, la autoestima y su autonomía son claves.

La actividad física adaptada tiene que estar liderada por personal especializado o un fisioterapeuta que establezca un itinerario de actividades que tenga el objetivo de mejorar la movilidad de las personas.

Lo conveniente es que se realicen actividades físicas con una frecuencia diaria adaptada a sus necesidades. En la asociación, las sesiones suelen durar en torno a 45 minutos y las actividades se realizan por grupos divididos según su nivel funcional, cognitivo y físico.

En definitiva, la actividad física adaptada consiste en practicarla para sentirse bien y estar en forma.